En Español: Explicar el Homicidio a Niños y Niñas
Cuando un acto de violencia acaba en muerte, los supervivientes también experimentarán pensamientos y sentimientos relacionados con las circunstancias de la muerte, junto con toda la gama de respuestas naturales al duelo. Cada persona vivirá el duelo a su manera. El proceso de duelo de un niño estará influido por su edad cronológica, su experiencia previa con la muerte y su relación con la persona fallecida.
Un homicidio puede destrozar las creencias del afectado sobre el mundo como un lugar seguro y predecible. Los niños se costará entender cómo ha podido ocurrir algo tan inimaginable. Pueden sentir miedo y temor de que ellos mismos u otro miembro de la familia pueda ser asesinado. Pueden encontrarse con cambios en su entorno, como dificultades legales y económicas, pérdida de apoyo social o separación de otros familiares y amigos.
Tanto si es usted padre, madre, cuidador o terapeuta, una muerte por homicidio se considera uno de los tipos de muerte más difíciles de tratar con los niños. El período que sigue inmediatamente a la muerte es un momento de confusión y emoción intensa para todos los afectados. Los adultos suelen preguntarse si deben contar a sus hijos cómo murió su ser querido. Aunque puede ser bienintencionado optar por no decir la verdad sobre la muerte, una explicación honesta es esencial para el proceso de duelo y curación del niño.
Las explicaciones claras y adecuadas a la edad son cruciales cuando los niños afrontan la primera tarea del duelo y la aceptación de la realidad de la muerte, como señala la principal autoridad en duelo, el Dr. J. William Worden (Grief Counseling & Grief Therapy, 2009). Los adultos a suelen preguntarse qué es “apropiado para su edad” y, por lo tanto, evitan por completo la verdad. A los niños muy pequeños también les costará entender qué es la muerte y necesitarán un lenguaje que les resulte manejable cuando hablen de lo que le ocurrió a su ser querido.
Ofrezca información sencilla y directa y luego pregunte al niño si tiene alguna duda. En general, si el niño tiene edad suficiente para hacer las preguntas, entonces tiene edad suficiente para escuchar las respuestas. Los siguientes ejemplos son herramientas útiles para explicar el homicidio a los niños y ayudarles a hablar sobre lo ocurrido:
Para Niños Pequeños Después de un Homicidio:
“Ha ocurrido algo triste y terrible que no es culpa tuya. Papá iba hacia su coche y un hombre malo le disparó con una pistola. Papá estaba muy malherido y ha muerto”. Observe y responda a cualquier pregunta que haga el niño.
Alternatively After a Homicide:
“Your mom stopped at the grocery store. While she was in line to check out a bad person with a gun tried to rob the store. The man started shooting and one of the bullets hit mommy. She was hurt so badly that she died.”
Antes del Ritual de Duelo o La Vuelta al Colegio:
Si parece demasiado difícil para el niño hablar de las circunstancias de la muerte, se le puede enseñar a utilizar la palabra “homicidio”. Los niños pueden preferir evitar el tema o responderán de la forma que les resulte más cómoda. Por ejemplo, a un niño de 13 años sus compañeros de equipo le preguntaron: “¿vendrá tu padre al partido esta noche?”. En lugar de decir “no, porque mi padre ha muerto”, prefirió responder “no, no puede estar”. Es muy positivo hablar con tu hijo de las distintas opciones para prepararle para las inevitables preguntas de sus compañeros curiosos.
Explicar Qué Significa la Palabra Homicidio:
Puedes enseñar a tu hijo a utilizar la palabra homicidio cuando no quiera describir la forma en que murió la persona. Por ejemplo, explíquele que “hay una palabra que puedes utilizar para hablar de lo que le pasó a mamá si te resulta demasiado duro decir que le dispararon. Esa palabra es homicidio. Cuando quieras hablar de lo que pasó puedes decir “mi mamá murió de homicidio”. Pide al niño que pruebe a utilizar esa palabra y comprueba si le resulta más fácil que la explicación más detallada. Si el niño prefiere ser más directo, ayúdale a encontrar las palabras que le resulten más cómodas. Algunos niños prefieren decir “a mi padre le pegaron un tiro” o “a mi madre la mató un tipo malo”.
Por Último:
Pregunta siempre al niño si tiene alguna duda y contesta directamente, con sinceridad y escuchando atentamente sus posibles significados. Recuerde que si el niño tiene edad suficiente para formular la pregunta, tiene edad suficiente para escuchar la respuesta. Por ejemplo, a un niño de 7 años cuyo padre había sido disparado se le preguntó si tenía alguna pregunta. Respondió diciendo: “¿Dónde?” No quería saber dónde estaba su padre cuando ocurrió. Quería saber en qué parte del cuerpo le habían disparado.
En muchos casos, los niños ya han oído la verdad a través de las conversaciones de los adultos o acabarán sabiéndola. Siempre es preferible que un niño o adolescente escuche la verdad de la persona en la que más confía y en el entorno más seguro posible. Para minimizar la confusión y el enfado, esta conversación debería tener lugar antes del funeral o servicio conmemorativo o antes de que el niño vuelva a la escuela. Esos son los momentos en los que es más probable que escuchen cosas que no entienden o que no han oído antes. Esto les ayudará a prepararse para las preguntas y comentarios de sus compañeros. Recuerde siempre que si los niños no se enteran de la verdad hasta la edad adulta, pueden sentirse traicionados por aquellos en quienes confiaron de niños.
Independientemente del tiempo que haya transcurrido desde el fallecimiento, nunca es tarde para decir la verdad utilizando un lenguaje adecuado a la edad del niño. Una forma de abrir esa conversación sería “Cuando murió tu padre yo estaba tan triste que no podía pensar con claridad. Ahora que puedo pensar con claridad me gustaría contarte cómo fue el día en que murió papá”. A continuación, procede a contarles las circunstancias y responde a las preguntas que surjan. Los niños de cualquier edad son egocéntricos, por lo que es probable que se pregunten si es culpa suya que su ser querido haya muerto. Pueden pensar que hay algo que podrían haber hecho para evitar la muerte de su ser querido. Por ejemplo, un niño de nueve años, cuyo padre fue disparado y murió, deseó que le hubieran disparado a él en su lugar. Su capacidad para pensar de forma lógica y razonar era limitada debido a su edad. En su mente, suponía que él habría sobrevivido a la bala aunque su padre no lo hubiera hecho. El arrepentimiento y la culpa suelen afectar al autoestima del niño, creándole sentimientos de abandono.
La ira, la culpa y la vergüenza no expresadas pueden afectar a la capacidad del niño para formar relaciones significativas en el futuro. Los niños que luchan con esas emociones pueden beneficiarse de la ayuda profesional. Afortunadamente, la investigadora de Harvard Phyllis Silverman, PhD (Never Too Young to Know, 2000) descubrió que la mayoría de los supervivientes del duelo infantil son capaces de mantener relaciones estables en la edad adulta. Por último, hay que ayudar a los niños a recordar la vida de la persona fallecida, no sólo su muerte. Se puede animar a los niños de cualquier edad a que guarden recuerdos de los momentos felices que compartieron cuando su persona especial estaba viva 1) incluyendo a la persona en la conversación, 2) guardando fotos y objetos personales de la persona que murió a mano, 3) creando una caja de recuerdos o un libro de recuerdos.
Palabras Útiles:
- Homicidio: cuando una persona pone fin a la vida de otra.
- Muerte: Cuando el cuerpo de una persona deja de funcionar y no puede ver, oler, oír, moverse ni hablar y nunca más la volveremos a ver con vida.
- Duelo: Sentimientos, pensamientos y comportamientos naturales cuando alguien cercano a nosotros ha muerto.
Traducido por el Centro de Recursos Eluna. Haga clic aquí para la versión original en inglés.